domingo, 28 de diciembre de 2008

Viajo...

…de forma solitaria
en un tren,
en esa franja de tiempo
en el que el día se convierte
en noche.

Mágica combinación.

El cielo está nublado,
mezcla de furia y sosiego.
Y de él se desprenden
afiladas gotas de lluvia
con su parar forzoso
en el protector cristal
deslizándose por el viento
exterior.

Diviso las montañas
que, chulescas, despuntan
vertiginosamente
donde esas gotas
encuentran el dulce descanso
alimentando la verde estampa.

Paz,
producida por algo tan feroz
como la naturaleza atormentada.

Paz.

Este paisaje,
envolviéndome
en este alo de misterio,
generado por esta belleza gastada
sólo corrompida
por el constante
pasar del tren.

Un baño de árboles a mi alrededor,
recorrido por animales en constante
aventura.

Suelo pedregoso y arcilloso,
cuanta historia en tus entrañas.
Bendita postal primaveral.

Y este cielo.
Este cielo grisáceo,
violento y tranquilo
que absorbe
mis emociones,
favoreciendo mi tranquilidad.

Entre deliciosas armonías
de pájaros cantores
y telones de fina lluvia,
continua mi viaje.

Oscurece, y será otro cantar.





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