sábado, 26 de diciembre de 2009

Delirare: de lo social al surco.

Pasó la locura restregandose entre nosotros,
con sus balbuceos incoscientes.
Tras el rastro de su estela,
la atmosfera se volvió pesada.

Risas jocosas y socarronas
se escuchaban a mi lado.
Eran tercas,
humillantes e insolentes.

¿Quién mora? -pregunte sin emitir sonido alguno.

La necedad- respondió tajante.

Y la locura se encamino al horizonte,
llevándose consigo
su visión paralela de la realidad.

jueves, 18 de junio de 2009

VISIONES Y ATARDECERES. -PAISAJES ESCONDIDOS-

-I-

Fue un recorrido entre visiones
de nubes compactas y sus irrisorias

sonrisas, con el tiempo,

burlón y satírico, danzando sobre ellas.


¿Qué es este martirio? ¡Oh, Ángel Caído! silueta

cegadora de bronce con sus seres infernales

manando el agua de la vida.

Belcebú

o la dolorosa complejidad de la moral.


Un careo con árboles sólidos con sus

copas golpeadas por un cierzo belicoso

escondiendo, entre ellas, coquetos cantos

de gorriones despreocupados.


¿Qué confluye en tus caminos? Hermoso parque

del Retiro, esos caminos ahogados en alocados

recorridos, son la prosa y el verso, la sabiduría y el

conocimiento. Es la palabra grabada en papel, la que

atiza, socarrona ella, las mentes de miles de peregrinos.


¿Qué eres? El Oasis, paraje en el eje del remolino

contemplando el devenir de seres y materia

atraídos por tu leyenda perpetua.

El pulmón, el sosiego, la manija que mueve la quietud

de los hombres.


¿Qué escrutan mis ojos? Alertados ahora por las notas

de melodías desgastadas que se clavan en mi interior

despertando mi interés. Es el músico bohemio, su saxo,

y sus recuerdos. Sus ojos de anhelos. Y su mirada,

perdida en el horizonte de tristezas masculladas.


Qué es este polvo en el camino, más que el resultando

de mis pisadas despreocupadas dejando, tras de mí,

ese aire impregnado de imágenes alineadas.


Te abandono, Retiro, te dejo en mi recuerdo

tras el semblante barroco de la puerta de Alfonso IV,

no sin antes dejar que mis dedos se ruboricen

acariciando el tacto de la piedra de Tamajón.


-II-

La Luna llena, recibiendo serena,

a la noche prohibida. Viciosas y lujuriosas,

las estrellas,

son el preludio de juegos lascivos.


Agotado ya todo rayo de sol,

nuestros cuerpos fatigados yacen

embriagados de quietud

al son del traqueteo de un tren anochecido.


Y esa Luna y esa Noche,

consiguen que nuestros

ojos se prendan, brillantes,

en su resplandor armonioso

y absorbente.


-III-

Es tenue ya lo que nuestras pupilas

contemplan. Se tornan nuestros sueños

en el refugio de tantas noches pasadas.

Y nuestros cuerpos, se adormecen al fin.

jueves, 14 de mayo de 2009

El final de un túnel que divisas...

...entre una cortina. Ése fin.
 
Es un bar, en un declive de
realidad. Es un barranco
atormentado. Es la constatación en la
vida práctica de Leaving las Vegas.
 
La calle es un espejo; tu eres un haz
de luz frente a él, y tu eje ya ha cambiado,
tu eje ha rotado y la sombra que se deslizaba
en paralelo a ti está desconcertada.
 
Es un engranaje maestro, TODO: paseos,
bares, suelos, humo, ojeras, sueño, avaricia indolente.
 
Un bar es una enredadera de venas, en plena
euforia de incomunicación verbal. Te hablan, te
suplican ayuda. Hayan un despotismo ignorante
como respuesta a sus plegarias.
 
Un bar es un prisma óptico que absorbe
los colores equitativamente reconvertidos
en vidas. Los devora y los descompone.
 
Un bar es la indolencia que las personas exponen
ante la vida elevada a la máxima potencia,
cimentado en la psicología aprendida de un
camarero gastado.
 
Indolencia.
 
Tú sabes lo que debes hacer; no debes atravesar
ese túnel, no debes dejar reflectarte en ese
prisma.
 
Pero todo se vuelve cruelmente
irreal, todo es tan equivocado...
cuando el gusano de tu inconsciencia
atraviesa tu raciocinio, para recomendarte
con un tono de marcado carácter autoritario:
atraviesa el final, conviértete en uno de
esos colores absorbidos por el prisma.
 
¿Si o no?
Depende de si la cuchilla del hacha
de tu conciencia está bien afilada, para así
cortar la cabeza a ese gusano.

martes, 3 de marzo de 2009

¡Oh! Te ofrezco mi bienvenida.

Y así, como un suspiro, su perfilada
silueta se desprendía del cielo y
rasgaba el horizonte.
Formando un tenue manto,
una cascada celestial,
una sublime apariencia de
belleza esférica.

Contemplo humedecido, pero no
cabizbajo, lo que se expone ante
mis ojos...

y anduve obnubilado entre laberintos
de visiones goteantes, sintiendo la convergencia
entre cuerpo y lluvia,
entre alma y naturaleza.

Y mis ojos, ¡mis ojos!
constataban por mediación de su pupila
como el león indomable en piedra tallado
desgarraba cotas perdidas, y sentí esa garra
atravesando mi cuerpo, agarrotado por el
bullicio de reflejos.
¡Piedad!, grite en un silencio interior, que
combatía una violencia plausible..

Clamé al cielo, supliqué ya arrodillado
que Balder se apiadara de mí.
Pero hallé sorpresa en la finalidad
de tal dolor, pues encontré cabida
en mi alma
para aquella gota dorada.

Y no pude mas que rendir pleitesía.
Garra.
Animal.
Lluvia.

Contemplé, mientras me diluía en el
sendero de asfalto, como aquel
puente presidido por animales
guiaba por la intemperie a los
parapetados transeúntes.

Descubrí un río alocado bajo mis pies,
divisé las hondas producidas por el
impacto de las lluvias, escuché su lamento,
su dolor,

y me encontré en calles encharcadas,
con este cuerpo empapado, con estos ropajes
goteantes
y con estas manos entumecidas,
con la vida eterna, con el ciclo vital,
con el rugir de las nubes, y con el
placer de la lluvia.

Porque me cegué de placer, me
empapé en locura, me entumecí de
misterio,

porque note desgarrarse ese misterio
en cada gota que se deslizaba por
aceras,
y me enamoré de La Ciudad Oscurecida.
Con el corazón latiendo con fuerza comprendí
que ese momento significaba magia,
respiré lo incomprendido de querer arañar una gota,
de sentir como se desliza por tu cara, recorriendo
tu rostro, llegando a tu boca,

y bebí en un falso cáliz de la fuente de la vida.

Abrí los brazos, agité las manos,
intente impedir que los segundos
mataran mi momento,
acaricié el vaho de mis adentros,
intenté, furtivo de mí, esconderme
entre vientos y lluvias.

Y enloquecí
entre los lagrimales sonrojados de los Dioses
esculpiendo su obra en un cielo de lágrimas,
y respiré ese olor convertido en vida.

domingo, 18 de enero de 2009

Toc, toc, toc, toc...

Todo hacía indicar
que este día
terminaría
como el día anterior.

Los minutos se deslizaban suaves
por el
reloj (vida),
las manecillas tenían ese baile
acompasado,
como esas negras contoneándose
con un Blues en el viejo Mississippi.
Como si pisase hojas por el suelo en un día otoñal.
Perplejo, mirando el reflejo de una luz, que
casi logra cegar mis ojos.

Toc, toc, toc, toc.
Ese sonido altera mi estado.
Me dirijo a la puerta,
pero al abrirla
no me encuentro con nadie...
Algo inquieto me pregunto.
¿Quién habrá sido?
y vuelvo a mi letargo.

Toc, toc.
¿Me oyes?, estoy dentro de ti.
Caí en la cuenta, no sin antes
dedicarle tiempo,
de que era mi
conciencia.
Tenemos que hablar, querido inquilino.
Locura transitoria, me digo
no es mas que eso, intento creer.

Pero la voz (inquietante)
seguía golpeando mi interior.

Buenas nuevas te traigo.
Después de discutirlo
durante mucho tiempo
con tu
OTRO YO,
hemos decidido
que eres un
fracasado.


No, le respondo furioso.
No quiero esa palabra
asociada a mí.
Conciencia, no podrás
conmigo.
Guerrero furioso (él)
que intenta destrozar mi esperanza
con un martilleo constante,
usando artimañas pretende
destrozarme.

Grito furioso.
Sal de mí.
No lo conseguirás.

Me apoderaré de tu raciocinio,
quiero destrozarte
y
hundirte.
Quiero que te hundas en el lodo y que la visión blanca del mundo
se ahogue contigo.

El martilleo continuo esta acabando conmigo.

Fracaso, eres un fracaso.

Arrodillado, araño mi cuerpo,
rasgo mi ropa.
Busco ayuda
pero no la encuentro.

Al despertar la mañana
siguiente,
tengo un pequeño dolor de
cabeza
y vagos recuerdos de lo ocurrido.
En la mesilla un folio,
con una pequeña frase
escrita en él:

''Soy un fracasado''.

martes, 13 de enero de 2009

Paseo nocturno.

Una noche de verano
mientras un viento cálido
mecías las hojas de los árboles;
las calles desiertas y tranquilas
descansaban de la luz del día.
Mientras un par de sonrisas
se escapaban de una aventura
furtiva
en un banco de madera pulida.
Mientras los pájaros ofrecían
un concierto de ópera
raptando la atención de
una anciana desde su mecedora.
Mientras una ventana
con la luz encendida
confesaba la alegría dispersa
en su guarida...
Yo me encontraba
paseando con mi alma
y conversando con mi mente
con pequeñas dosis de ironía.
Pero cuando todo parecía
abocado a otro peregrinar
entre sábanas vacías,
ví su reflejo luminoso
plasmado en un charco.
La seguí entre las
molestas casas,
pero seguía ignorando
mi presencia.

Después de horas,
de nuevo resentido
y cantando una melodía,
noté su sonrisa
en mi nuca.
Me susurró al oído
que llevaba espiándome
toda la noche
observando mis paseos
entre árboles y coches,
entre farolas y sobre
las baldosas.
Estaba celosa del viento
porque él podía acariciarme.
Charlamos durante horas.
Caricias,
palabras,
susurros,
complicidad y
ese pasar incesante
de las horas nos transportó
al mayor de los placeres.
Y de pronto,
en un callejón apartado
dimos permiso a nuestros
deseos
para perderse en la noche.
Todo era placentero y perfecto,
nos perdíamos en un mar de besos,
pero no contábamos con
unos actores no invitados
que rápido se lo confesaron
a su marido loco de celos.
Y como por arte de magia
el día fue ganando terreno.
Nuestro sueño moría
a cada segundo
del reloj maldito
de aquella muñeca inerte.
Entonces todo
terminó.

Lo actores no invitados... las Estrellas.
El marido loco de celos... el Sol.
Y ella.. ella... la Luna.

jueves, 8 de enero de 2009

Nada.

Todo gira alrededor de una mota de polvo que descansa sobre el escritorio. Mirándola fijamente, con los ojos bien abiertos, sin apenas parpadeo que interrumpa tu constante bombear de recuerdos. Porque esa mota es la nada, y la nada lo es todo. Y todo pasa delante de tus ojos sin apenas enterarte, no deseas nada más en ese momento. Sólo recordar.

El día esta tranquilo, leves copos de nieve, fuera todo parece irradiar paz. Pero dentro es distinto, no nieva, no esta tranquilo y no hay paz. Lo único que tu ojos ven es esa mota de polvo que no te deja en paz.

No hay nada...