Pasó la locura restregandose entre nosotros,
con sus balbuceos incoscientes.
Tras el rastro de su estela,
la atmosfera se volvió pesada.
Risas jocosas y socarronas
se escuchaban a mi lado.
Eran tercas,
humillantes e insolentes.
¿Quién mora? -pregunte sin emitir sonido alguno.
La necedad- respondió tajante.
Y la locura se encamino al horizonte,
llevándose consigo
su visión paralela de la realidad.
Cuento (51)
Hace 5 años
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